Personajes Alfonso Diez |
Hillary Clinton tenía más de 18 millones de votantes que Barack Obama
pareciera simplemente haber olvidado y eso le puede costar a éste la presidencia. Como compañero de fórmula (para el cargo de vicepresidente), eligió a un hombre,
el senador Joe Biden, debido a sus enfrentamientos con los Clinton.
La jugada de John McCain fue maestra. Nombró a una mujer, Sarah Palin,
como su compañera de fórmula, candidata a la vicepresidencia, en las próximas
elecciones del 4 de noviembre. Y además es una mujer con carisma y con
experiencia en el trabajo político, digan lo que digan los analistas.
Es actualmente gobernadora del estado de Alaska y vaya que le costó
trabajo llegar. Luchó para ser alcalde de su pueblo y posteriormente, tras
haber perdido en un primer enfrentamiento, como el Ave Fénix resurgió
sorpresivamente de sus cenizas y ganó la gubernatura. Tiene carisma, es guapa y
está instando a las mujeres que votaron por Hillary en las primarias del
Partido Demócrata a retomar la estafeta: “las mujeres aún no terminan y podemos
estremecer ese techo de cristal de una vez por todas”.
Cada vez que hay una convención de cualquiera de los dos partidos, el
Demócrata y el Republicano, para nominar a su candidato a la presidencia, las
encuestas reflejan un alza en los votantes por el partido que nomina. Ese es el
resultado que se espera para el Demócrata tras la nominación de Obama, pero
como McCain nombró a una mujer para ser su vicepresidenta, es posible que esto
le reste votos al candidato recién nominado y de ser así, podría comenzar a
caer en las encuestas e ir en picada en la recta final hacia las elecciones de
noviembre.
Es más que evidente que muchos y muchas de los que votaron por Hillary
lo hicieron porque querían una mujer en la Casa Blanca y nadie garantiza que
tranquilamente cambien su voto hacia el candidato de color, pero es muy
probable que un sector de tales votantes se inclinen ahora por McCain y Palin,
para llevar, de cualquier manera, una mujer a Washington, aunque sea como
vicepresidenta.
Hay que considerar que John McCain tiene 72 años de edad y al terminar
dos mandatos presidenciales de cuatro años tendría ochenta, mientras que Palin,
madre por cierto de cinco hijos, tiene 44 y de sucederle algo al posible
presidente McCain ella quedaría como presidenta.
Esta es la primera vez en ochenta años en que ninguno de los candidatos
a presidente o vicepresidente por los dos partidos más importantes emerge de la
Casa Blanca.
Por otra parte, Hillary tenía el apoyo de los hispanos, por las razones
que fuera, y no necesariamente le darán su apoyo ahora a Barack. Hay que
recordar que los negros y los latinos siempre han estado enfrentados. Los
primeros han visto con recelo a los segundos, legales e ilegales, porque se dan
cuenta de que les quitan puestos de trabajo. Como decía Fox, hay mexicanos que
toman empleos “que ni los mismos negros quieren”.
Tal declaración provocó reacciones contra el expresidente, pero hay que
reconocer que es la verdad.
McCain, en mancuerna con Edward Kennedy, presentó ante el congreso de su
país la única iniciativa para legalizar a millones de indocumentados, que fue
rechazada, mientras que Obama se ha opuesto de manera tajante a una medida que
legalice a ese sector. Recordemos que fue precisamente un presidente
republicano, Ronald Reagan, quien tomó las medidas para legalizar a millones de
inmigrantes hispanos y por cierto, Barack Obama ha manifestado que ese es el
presidente que más admira.
La diferencia entre ambos contendientes es en realidad, por lo que se
refiere a México y a los inmigrantes de Latinoamérica, sutil; lo mismo sucede
por lo que se refiere a la política interior. La mayor diferencia se da en la
política exterior, pero a la hora de tomar medidas extremas ninguno se tocaría
el corazón para hacer valer el peso de la nación cuyo destino presidirá. Como
dijo John F. Kennedy cuando le preguntaron sobre el trato a Cuba: “Yo no soy
antropólogo, soy el presidente de los Estados Unidos y como tal debo actuar”.
De llegar Obama, seguramente acabaría con la guerra en Irak y con McCain
sucedería lo contrario, continuaría con la política belicista de Bush. Este
puede ser el punto de partida para cualquier análisis sobre sus diferencias en
política exterior.
Los americanos han dividido su voto casi a partes iguales entre los dos
partidos mayoritarios y la balanza se ha inclinado según las circunstancias. La
guerra no necesariamente da popularidad automática, como se vio con Bush padre,
que perdió la presidencia contra Clinton a pesar de haberse enfrentado a
Hussein para sacarlo de Kuwait.
Bush hijo dice que su padre le dijo que su error fue no haber invadido
Irak y que por eso perdió la presidencia y eso explica en parte la invasión sin
razones al país árabe por parte del actual presidente americano, pero eso
también lo ha llevado a ser el presidente menos popular en la historia de ese
país, de acuerdo con todas las encuestas.
Viene entonces una recta final de dos meses en los que se decidirá el
destino de los Estados Unidos de América. ¿Quién será el próximo presidente de
esa nación? Parecía que Obama tenía la presidencia en la bolsa, pero el enorme
error de no haber seleccionado a Hillary para la vicepresidencia
—despreciando a los 18 millones de votantes que tenía—, sumado a la
magnífica estrategia de McCain, de aprovechar tal error con creces y nombrar a
una mujer en su fórmula, puede darle a éste el triunfo.
Las próximas encuestas, decíamos antes, serán determinantes; si muestran
una alza, aunque sea leve, en el porcentaje de votos a favor de Obama, la
competencia caminará conforme lo que ha sucedido en el pasado, con más votos para el partido que acaba de
nominar en su convención a su candidato a la presidencia. Pero si las encuestas
se voltean, también aunque sea por un pequeño margen y le dan un porcentaje
mayor a McCain y a Palin, esto significará un hito en la historia de las
elecciones y en consecuencia las probabilidades del republicano serán mayores.
Los errores de Obama y la estrategia de McCain parecen enfilar finalmente a este último hacia la presidencia. |